Segunda Unidad para Carta Magna.

Emplacé la cámara, esperaba mientras transcurrían los segundos para después poder hacer el timelapse con el material. Sentí una mirada – ¿Sabes que eso que haces es un delito? – dijo un señor serio. Si mi delito es rockear me declaro culpable señor – contesté. Voy a llamar a una patrulla – dijo molesto. Puse mi audífono izquierdo de regreso y seguí grabando. Sentí de nuevo la mirada y la vibración de su voz en el aire, seguramente supuso que me dedicaba a grabar los calzones de las mujeres que hacían uso del puente peatonal y debido a su actitud tan correcta imaginé que el señor nunca había atentado en contra de la integridad de cualquier tipo de una dama. Moví la cámara, realicé un par de emplazamientos más. Subí por la rampa y coloqué la cámara nuevamente; y ahí estaba, mirándome fijamente mientras hablaba por teléfono. Quizá pensó que podría intimidarme con su mímica, pobre diablo con humos de influyente.

En realidad no le contesté, la respuesta la inventé para quitarme un poco el mal sabor, tan solo lo ignoré para seguir escuchando a Javiera Mena. Un momento absurdo que salpica de corrosiva suavidad mi alterado sentido espacial. La falta de aire me hará reventar en estrofas. Las tardes de abril no han resultado ser lo que solían ser.

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